La diabetes es una enfermedad crónica que consiste en tener niveles elevados de glucosa en sangre (o azúcar en sangre). Con el tiempo conduce a daños graves en el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos, los riñones y los nervios.
La más común es la diabetes tipo 2, que afecta sobre todo a los adultos y ocurre cuando el cuerpo se vuelve resistente a la insulina o, en su defecto, no produce suficiente.
Según la Organización Mundial de la Salud, en las últimas tres décadas, la prevalencia de la diabetes tipo 2 ha aumentado drásticamente en países de todos los niveles de ingresos.
La diabetes tipo 1, por su parte, se conoce como diabetes juvenil y es una afección crónica en la que el páncreas produce poca o ninguna insulina por sí mismo. Para las personas que viven con diabetes, el acceso a un tratamiento asequible, incluida la insulina, es fundamental para su supervivencia.
Unos 62 millones de personas en las Américas y 422 millones en todo el mundo tienen diabetes.
Es un pequeño dispositivo también llamado glucómetro que analiza la cantidad de azúcar a través de una muestra de sangre tomada de la punta del dedo.
De este modo, ayuda a detectar el aumento o la disminución anormal del azúcar en la sangre y determina las medidas a tomar para recuperar los niveles que son considerados normales para la salud.
Primero destaquemos sus principales componentes:
El glucómetro mide en función de la intensidad de la descarga eléctrica detectada en la tira que viene a ser el componente más importante.
Esta reacción es provocada cuando entran en contacto la sangre con las enzimas (moléculas que catalizan las reacciones químicas) que contiene la tira, oxidan la glucosa y liberan electrones.
Son estos electrones los que, a su vez, generan una micro corriente eléctrica que mide el nivel de glucosa en sangre. Y todo este complicado proceso se lleva a cabo en segundos.
Hay otra opción conocida como fotometría de reflectancia que mide la cantidad de luz que refleja la tira al reaccionar con la sangre.
Es decir, asigna un valor al color que haya adquirido la sangre al tomar contacto con la tira reactiva.
Aportamos las siguientes indicaciones:
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El sistema de control de glucosa en sangre AutoCode de Prodigy consta de 100 tiras reactivas y también con un lector para obtener los resultados.
En cuanto a las tiras, no requieren de codificación y son de alta precisión, ya que cada tira reactiva cuenta con un circuito de calibración automática.
En cuanto al medidor, es muy fácil de usar y se enciende al insertar la tira reactiva.
Ofrece resultados en tan solo siete segundos y está aprobado para hacer pruebas en sitios alternativos, como el antebrazo, la parte superior del brazo, el muslo, la pantorrilla y la palma.
Tiene memoria para almacenar 450 resultados.
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El medidor de glucosa AMSTAT solo necesita de dos a tres gotas de muestra y consigue hacer una lectura en de dos a tres segundo.
Se debe calibrar con agua destilada o del grifo y se puede limpiar con agua corriente. Como es de esperar, es resistente al agua (IP65).
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Este medidor de glucosa es multifuncional, pues también sirve para medir el colesterol, y el ácido úrico, además del tema que nos ocupa, la glucosa en la sangre.
Funciona con tiras y en lector que reconoce los resultados de las tiras, al igual que el primero de esta selección.
Destacamos las siguientes:
Primero y fundamental, las que fije el especialista. En función del tipo de diabetes varía la frecuencia.
Así, en el caso de la tipo 1 puede oscilar entre las cuatro y hasta las diez tomas diarias. Normalmente, antes y después de comidas y de actividad física.
En el caso de los diagnosticados con el tipo 2 la variación de los controles varía en buena parte en función de la insulina y de la cantidad que se suministre.
En general, antes de las comidas y por la noche a la hora de acostarse si te pones varias dosis diarias. Si se trata de una insulina de efecto prolongado puede bastar con dos controles, antes del desayuno y de la cena.
No hay un tiempo preestablecido, pero como referencia se recomienda un cambio de medidor cada uno o dos años en función de la intensidad de su uso diario.
Es un dispositivo que precisa poco mantenimiento, pero el necesario para tenerlo limpio y con la batería bajo control.
Como es lógico, se trata de medidores de pequeño tamaño en general, pero, así y todo, hay diferencias que vendrán muy bien si, por problemas de vista, se prefiere uno con un visor más grande.
Además, va en consonancia con las tiras reactivas que también serán de mayor tamaño.
Muy importante la capacidad de almacenamiento que tenga para chequear la evolución de los controles.
Con la evolución tecnológica ya hay modelos que llevan Bluetooh para conectarse a un terminal y contar con un amplio historial de medidas.
Se trata de un aspecto de gran relevancia cuando de la salud se trata. Así, hay fabricantes que incluyen un número gratuito en el que se puede pedir ayuda para solventar dudas.
Entre ellos podemos destacar pantallas iluminadas e incluso audio para personas con severos problemas de visión.
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